En nuestras anteriores entradas, dimos salida a nuestra creatividad e imaginación interpretando las palabras siguientes:
En mayo: Flores
En junio: Azul
En julio: Edificios singulares
En agosto: DescansoDespués de la pausa en septiembre, dedicado la vuelta al cole, he recuperado fuerzas y con muchas ganas de seguir adelante, seguimos viajando.
Como cada día 15 del mes, nos disponemos a viajar y a conocer lugares nuevos, siempre guiándonos por el tema que nos propone Paty, que en esta ocasión es la palabra Mercadillos.
Hoy os voy a llevar a un lugar mágico, la isla de Ibiza, donde se prepara los sábados durante todo el día y todo el año:
El mercadillo hippy de Las Dalias.
Este tradicional mercadillo está situado entre Santa Eulària des Riu, y Sant Carles de Peralta, carretera de Sant Carles km 12, en la paradisíaca isla de Ibiza, lugar elegido por comunidades hippys de los años 60 para alcanzar la paz, el amor, y la libertad.
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Los primeros hippys vinieron para quedarse, después de la segunda guerra mundial. Eran jóvenes americanos y europeos, desencantados con la situación política de su época. En Ibiza encontraron su refugio, su paraíso, entre sus aguas turquesas y su idílicos paisajes.
Todo en este lugar es inspirador. A mí me impactó mucho, sobre todo poder comprobar cuanta creatividad junta se puede encontrar aquí.
Sin más preámbulo, comienza nuestro recorrido por el mercadillo. Preparad la imaginación, que empezamos nuestro paseo!
Lo primero que nos llama la atención es el techo formado por una estructura de ramas y metal, tejido por el paso del tiempo. Muchos de los tenderetes se encuentran bajo estas ramas, lo cual se agradece enormemente en un día de calor de verano.
La superficie del mercado es tan amplia y es tan visitado, que pronto perderemos el norte y como si de un colorista zoco se tratara, iremos callejeando esperando la sorpresa detrás de cada esquina.
Aquí podéis ver el techo del recinto, y parte del tenderete del que han colgado unas preciosas faldas de seda. A mí me llamaron mucho la atención por sus vivos colores.
En este puesto venden ropa vaquera profusamente decorada con filigrana de metal y joyas incrustadas. Muchos puestos disponen de alfombras en el suelo, lo que les da un aire de mercado árabe.
Los bolsos alineados en esta tienda, con tantos estilos y colores, nos dan una idea de cómo puede ser un mercadillo en el que hay mucho que ver, muchas cosas diversas y originales. Los colores nos sorprenden a nuestro paso, y no sabemos ni hacia donde mirar.
En muchos de los puestos se venden prendas de vestir de algodón de varios colores, pero predomina el blanco, color de la Isla por excelencia, donde es icónica la moda Ad-lib.
Aquí tenemos una tienda de jabones naturales, que olía de maravilla.
¿Que nos hemos cansado un poco de tanto callejear? pues paramos una ratito a escuchar música chill out, mientras nos tomamos una bebida refrescante. Vamos a reponer fuerzas para seguir el paseo.
Y seguimos adelante, puesto que nunca es suficiente. El colorido está en todas partes.
Los toldos y las telas de las tiendas son de los más decorativo. Cada uno aporta su parte de creatividad para hacer de este lugar algo especial.
La gente que pasea por aquí es de todo tipo, sobre todo turistas.
Se venden todo tipo de objetos, desde bisutería hasta piedras magnéticas, desde vestidos de seda india, hasta calaveras piratas. Todo tiene cabida aquí, mientras sea artesanía.
Y por fin, en la jaima del final del recorrido, nos sentamos a descansar mientras nos tomamos un mojito. El lugar nos ha encantado, y seguro que el año que viene repetimos.
Si queréis más información podéis visitar el sitio oficial del mercadillo aquí.
Y si os habéis quedado con ganas de ver más mercadillos, os recomiendo que visitéis el blog de Mi Dulce de Melocotón.
Saludos,y feliz viaje!
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