No, no me ha tocado la lotería y estoy viviendo la vida loca allende los mares, en la lejana Rusia.
Tampoco he tenido la suerte de irme de vacaciones a un lugar tan magnifico y fascinante.
Vaya por delante que me encanta viajar: Es algo a lo que me gustaría dedicar más tiempo y más dinero, lo cual en los tiempos que corren, es cuanto menos una utopía. Mi ideal sería recorrer durante al menos un mes, cada uno de los destinos soñados, integrándome con la gente de allí, conociendo sus costumbres y como mínimo, mimetizándome un rato con ellos. Viajar es enriquecedor, aprendemos tantas cosas que volvemos a casa con energías renovadas y con una mente más abierta.
Pero a veces, cuando no tenemos la suerte de experimentar por nosotros mismos estas maravillas, las buenas amistades, que se acuerdan de nosotros en los viajes, consiguen acercarnos un pedacito de los lugares que han visitado, trayéndonos verdaderas monerías a casa.
Hoy me ha sorprendido mi tía Paquita, viajera incansable (y compradora compulsiva :) ) regalándome algunos recuerdos de un crucero espectacular que ha hecho hace poco.
Destino de donde proceden mis regalitos: San Petersburgo (Rusia).
Yo que soy de detalle y que todas las cosillas monas me hacen gracia, he tenido un flechazo repentino: Que cosas tan chulas, por favor!
Mirad, mirad, os pongo una foto, para que veais que tipo de artesanía se encuentra por aquellos lares!
Mis pequeñas delicias son:
Un juego de posavasos de trolls. Me han gustado mucho por su estética tan infantil, y sus colores tan cálidos y acertados.
Una matrioska, que os la he puesto abierta con sus tres muñecas en fila.
Un imán con forma de matrioska.
Unos pendientes y un colgante también de matrioskas.
Un imán de nevera de Tallín. Este destino corresponde a otra de las paradas del crucero.
Espero que os gusten!
Saluditos!
Carmen.
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