Hoy voy a compartir con vosotros una receta simple, de fácil preparación, muy, muy barata, y hecha con ingredientes naturales que todas tenemos en la cocina. (Nada de cosas raras que hay que ir a buscar a la Conchinchina)
Es el exfoliante de azúcar moreno y miel.
1 taza de azúcar moreno.
2/3 de taza de aceite virgen de oliva
2 cucharaditas de miel
Podéis mezclar todo esto y tendréis el producto listo en minutos.
Lo podéis guardar en un bonito bote, o en tuppers herméticos.
Sobre los ingredientes: se puede sustituir el azúcar moreno por azúcar blanco, ya que el moreno es más grueso, y el blanco es más fino, dependiendo del grado de rugosidad deseada.
Por otra parte, no le temáis al efecto engrasante del aceite, ya que os sorprenderá por lo contrario. Es más, probé esta receta con aceite de almendras dulces, tipo cosmético, y los resultados fueron peores en cuanto a nivel de engrase.
Lo que es recomendable es utilizar primero el exfoliante, y después aclarar con vuestro jabón habitual, para quitar los posibles restos de aceite. Ya veréis que su efecto es muy hidratante.
Las cantidades de esta receta dan para tener dos pequeños tuppers llenos, de los cuales se puede guardar uno y dejar el otro en el baño. Para su conservación, hay que tener en cuenta que es mucho mejor no cogerlo con las manos muy mojadas, para evitar que queden residuos de agua dentro del recipiente, lo que hará que se estropee antes.
Al no ser mucha la cantidad preparada, nos da para dos o tres usos, así que casi no tiene tiempo de estropearse, aunque es mejor gastarlo en unas dos semanas para que no pierda propiedades.
Podéis utilizarla para el cuerpo, y también para la cara, si vais con cuidado de no frotar con excesiva fuerza.
Y como regalo final, os podréis descargar también algunas etiquetas para vestir los recipientes y que os queden requetebonitos.
Este exfoliante casero a mí me ha convencido, y por esto siempre tengo un poco preparado para su uso en el baño.
Si lo probáis, contadme cómo os ha ido, me encantará saberlo!